lunes, 12 de octubre de 2009

EL SEÑOR ESCUCHA NUESTROS RUEGOS


Señor, mi protector, a ti clamo.
¡No te niegues a responderme!
Pues si te niegas a responderme,
ya puedo contarme entre los muertos.
Oye mis gritos cuando te pidor ayuda,
cuando extiendo mis manos hacia tu Santo Templo.
No me arrastres junto con los malvados,
no me hagas correr la suerte de los malhechores,
que por fuera se muestran amistosos
pero por dentro son todo maldad.
Dales su merecido, conforme a sus malas acciones,
pagales con la misma moneda, conforme al mal que han cometido.
Ya que no tienen presentes las cosas que hizo el Señor,
¡que él los destruya y no los vuelva a levantar!
¡Bendito sea el Señor, que ha escuchado mis ruegos!
El Señor es mi poderoso protector, en él confié plenamente, y él me ayudó.
Mi corazón está alegre; cantaré y daré gracias al Señor.
El Señor es la fuerza de su pueblo; es ayuda y refugio de su rey escogido.
Salva a tu pueblo, señor, Bendice a los tuyos.
Cuidalos como un pastor, ¡llévalos en tus brazos para siempre!


Salmo; 28.

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