martes, 14 de mayo de 2019

PIDAMOS DIRECCIÓN A DIOS

Muchas veces nos preguntamos como podemos orar a nuestro Señor, y nos decimos oramos y oramos y el no nos escuchas, nos habremos preguntamos, Es que le oramos a nuestro Señor con Fe y Creemos que Él nos esta escuchando. Por aquí les deje esta pequeña oración que nos enseña las Sagradas Escrituras.

           ORACIÓN (SALMO 25)

           Señor, a ti dirijo mi oración; mi Dios, en ti confió; no dejes que me hunda en la vergüenza. ¡Que no se rían de mí mis enemigos! ¡Que no sea jamás avergonzado ninguno de los  que en ti confían! ¡Que sean puestos en vergüenza los que son motivo se rebelan contra ti!

           Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tu senderos; guíame, encaminame en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti confío a todas horas!

           Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado, pero no te acuerdes de mis pecados ni del mal que hice en mi juventud.  Señor, acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad.

           El Señor, es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores y guía por su camino a los humildes; ¡los instruye en la justicia! Él siempre procede con amor y fidelidad, con los que cumplen su alianza y sus mandamientos.

          Señor, es grande mi maldad; perdóname, haz honor a tu nombre. Al hombre que honra al Señor, él le muestra el camino que debe seguir; lo rodea de bienestar y da a sus descendientes posesión del país. El Señor es amigo de quienes lo honran, y les da a conocer su alianza. Siempre dirijo mis ojos al Señor porque él me libra de todo peligro.

           Mírame, Señor, y ten compasión de mí, porque estoy solo y afligido. Mi corazón se aflige más y más; librame de mis angustias. Mira mis tristezas y trabajos, y perdona mis pecados.  Mira cuántos enemigos tengo que sienten por mí un odio mortal,  ¡Cuídame, Sálvame la vida! ¡No dejes que me hunda en la vergüenza, pues en ti busco protección! Que me protejan mi honradez y mi inocencia, pues en ti he puesto mi confianza.

         ¡Dios mío, salva a Israel de todas sus angustias! 



Cohélet Hijo de David, excelente tú sabiduría

Eclesiastés 1, 1-18 Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, to...