sábado, 20 de febrero de 2010

ERES TU JESÚS

Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche.
Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados al aeropuerto.
Entraron todos con sus boletos y portafolios,corriendo por los pasillos.
De repente, y sin quererlo, uno de ! los vendedores tropezó con una
mesa que tenía una canasta de manzanas.
Las manzanas salieron volando por todas partes.
Sin detenerse, ni voltear para atrás, los vendedores siguieron corriendo,
y apenas alcanzaron a subirse al avión.
Todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo, y experimentó un
sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas.
Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar
llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde.
Luego, se regresó a la terminal y se encontró con todas
las manzanas tiradas por el suelo.
Su sorpresa fue enorme, al darse cuenta de que la dueña del
puesto era una niña ciega.
La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas.
Tanteaba el piso, tratando, en vano, de recoger las manzanas,
mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse;
sin importarle su desdicha.
El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las metió a la canasta
y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía,
se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas.
Las tomó y las puso en otra canasta.
Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña:
"Toma, por favor, estos cien pesos por el daño que hicimos.
¿"Estás bien?"
Ella, llorando, asintió con la cabeza.
El continuó, diciéndole, "Espero no haber arruinado tu día".
Conforme el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó:
"Señor..." Él se detuvo y volteó a mirar esos ojos ciegos.
Ella continuó: ¿Es usted Jesús...?"
Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a
abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma:
"¿Es usted Jesús?"
Y a ti, ¿la gente te confunde con Jesús?
Porque ese es nuestro destino, ¿no es así? parecernos tanto a
Jesús, que la gente no pueda distinguir la diferencia.
Parecernos tanto a Jesús, conforme vivimos en un mundo
que está ciego a su Amor, su Vida y su Gracia.
Si decimos que conocemos a Jesús, deberíamos vivir y actuar como lo haría Él.
Conocerlo es mucho más que citar los Evangelios, e ir a la iglesia.
Es en realidad, vivir su palabra cada día.
Tú eres la niña de sus ojos, aún cuando hayas sido golpeado por las caídas.
Él dejó todo y nos recogió a ti y a mí en el Calvario;
y pagó por nuestra fruta dañada.
¡Empecemos a vivir como si valiéramos el precio que Él pagó!
¡Empecemos hoy!

QUERIDO PADRE, DERRAMA TU SANTO ESPÍRITU PARA QUE NOS AYUDE A IMITAR A TU SANTO HIJO JESÚS, TU COMPLACENCIA, ALEGRÍA Y GOZO.

domingo, 14 de febrero de 2010

FE EN ALGUÍEN

La fe cristiana no es sólo lo que buscaba Miguel de Unamuno. El hombre de fe no se conforma con indagar el porqué - causalidad - y el para qué y a dónde finalidad del mundo y del hombre. Aunque también busque eso, el hombre de fe prefiere el Alguien que ama, algo que no ama. Por eso dice YO CREO EN DIOS, en vez de YO CREO EN ALGO.
La fe escribio J. Ratzinger es encontrar un tú que me sostiene y que, en la imposibilidad de realizar un movimiento humano, me da la promesa de un amor indestructible, que no sólo solicita la eternidad, sino que la otorga.
El hombre de fe descansa en Dios, porque sabe que es su Padre. Por eso la fe, la confianza y el amor son, en realidad, una misma cosa. El vencimiento de la duda o tentación contra la fe es ya la fe. Pero el vencimiento de la duda a veces supone una busquedad prolongada del Alguien. Búsqueda que es zozobra, que es crisis, que es anuistia... Búsquedad que en el fondo es ejercicio de la fe.
¿Qué bien lo expresó Amado Nervo en su poema?
¿Le Buscas? ¿Es que le tienes?
Oirás decir frecuentemente a muchos que no encuntrean a Dios. Pregúntales si le buscan y hasta dónde llega su anhelo de hallarle. Si le buscan con muchi ahínco, tranqulízalos, porque ya le han encontrado...
Dios dice a Pascal en las Meditaciones:
Console toi, tu ne me chercherais pas, si tu ne m'avais trouvé. Pensamiento admirable, capaz de inundar de consuelo al espíritu más árido y desolado.
Pensamiento, por otra parte, de una sorprendente exactitud.
Pues, el que busca a Dios con ahínco es porque le ama, y el que le ame ya lo posee.
Por eso Amado Nervo glosa la frase del ilustre pensador fránces en estos versos:
"Alma, sigue hasta el final
en pos del Bien de los bienes:
y consuélate en tu mal,
pensando como Pascal:
¿Le buscas? ¡Es que le tienes!"

domingo, 7 de febrero de 2010

CONTINUACION DE FE EN ALGO...

Lo mismo que centrarse en el espacio
visual y vital humano
- ojo que ven,
corazon que siente -
es lo que incapacita al
hombre para el acto de fe.


Miguel de Unamuno lo expresó así en su salmo I
Señor, ?Por qué no existes? ¿Dónde te escondes?
Te buscamos, y te hurtas; te llamamos, y callas;
te queremos,
y Tú, Señor, no quieres decir:
¡vedme, mis hijos!
Una señal, Señor, una tan sólo, una que acabe con todos los
ateos de la tierra una que dé sentido
a esta sombría vida que arrastramos.
¿Qué hay más allá, Señor, de nuestra vida?
Si Tú, Señor, existes, ¡di por qué y
para qué, di tu sentido! ¡Di por qué todo!
¿No pudo bien no haber habido nada,
ni Tú, ni mundo?
Di el porqué del porqué, ¡Dios de silencio!

Esta inquietud se agudiza en nuestros días.
Nuestros mayores nacieron
y crecieron en
un ambiente de seguridad religiosa.

Ellos heredaron lo invisible - Dios - lo mismo
que heredaron su apellido.
La fe era para ellos,
en aquella su iglesia de las seguridades,

algo consubstacial y connatural.
Pero, cuando en el cristianismo fueron abriéndose grietas,
cuando se admitieron formas y métodos distintos
y hasta contradictorios - pluralismo, - cuando nació
la Iglesia de las Inseguridades..., la duda cundió,
el confusionismo se hizo norma, la fe fue más dificil.
ese fenómeno venia ya incubandose de unos siglos
atrás por influjo del historicismo y del tecnicismo.

Cohélet Hijo de David, excelente tú sabiduría

Eclesiastés 1, 1-18 Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, to...