sábado, 21 de noviembre de 2009

EL ORGULLO

Por ninguna ofensa devuelvas mal al prójimo,
ni sigas el camino de los orgullosos.
El orgulloso es odioso al Señor y a los hombres;
tanto Dios como los hombres aborrecen la opresión.
El poder pasa de una nacióna otra por causa de la violencia y del orgullo.
¿Quién puede sentir orgullo siendo polvo y ceniza,
si aún en vida se pudre ya su cuerpo?
Achaque ligero, médico optimista; se apodera de él los gusanos,
los insectos y la podredumbre.
El comienzo del orgullo es el poder,
que hace que el hombre se olvide de su Creador.
El pecado es un pozo lleno de orgullo,
del cual brotan las malas acciones.
Por eso, Dios lo llena de castigos y lo hiere hasta terminar con él.
Dios derriba del trono a los orgullosos,
y en lugar de ellos pone a los humildes.
El señor arranca de raíz a las naciones,
y en lugar de ellas hace crecer a los humildes.
Dios no dejó ni el rastro de las naciones paganas;
las cortó de raíz hasta no dejar ni rastro.
Las borró de la tierra, las destruyó;
suprimió de la tierra incluso su recuerdo.
El orgullo no es digno del hombre, ni tampoco la arrogancia.


Eclesiástico; 10, 6-18

CONFIIANZA EN EL SEÑOR

Los que respetan al Señor viviran, pues ponen
su esperanza en quien puede salvarlos.

El que respeta al Señor no le tiene miedo a nada, ni se acobarda,
pues confia en el Señor.

¡Dichoso el que respeta al Señor!
Él sabe en quién confía y quién lo sostiene.

El Señor vela por aquellos que lo aman,
como fuerte escudo y poderoso apoyo,

refugio contra el viento ardiente,
sombra para el calor del mediodía,

protección con los tropiezos y ayuda contra las caídas.

Él da consuelo al alma, luz a los ojos, y salud, vida y bendición.


Eclesiástico 34, 13-17

Cohélet Hijo de David, excelente tú sabiduría

Eclesiastés 1, 1-18 Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -, ¡vanidad de vanidades, to...